jueves, 28 de junio de 2012






Clasificación de los Linfomas

 Los linfomas son neoplasias sólidas del tejido linfático.
Desde 150 años se trabaja en el intento de poner un orden en este conjunto de neoplasias. No ha sido ni es, tarea sencilla por la complejidad inherente al tejido linfático.
Actualmente, la OMS considera a todas las neoplasias derivadas del tejido linfático como un conjunto. La razón se debe comprender en que, independientemente del tipo de expresión predominante, líquida, tumoral o lítica, todas las formas resultan de la transformación neoplásica de células linfoides.
 Un poco por uso y costumbre, y otro poco por razones de presentación clínica, en la práctica médica se tiende a separar arbitrariamente los tres grupos de neoplasias posibles derivadas del tejido linfático: Leucemias, Linfomas y Gamapatías.
Con fines docentes, se respeta esta división y se analizan a continuación  aspectos concernientes al ordenamiento propio de los linfomas.
 En este punto podría preguntarse cual es la razón que justifique la necesidad de imponer un ordenamiento. La primera respuesta evidente es que  el ordenamiento es imprescindible para el análisis de cualquier tema de modo de conformar algun tipo de estructura lógica. La segunda razón esgrimible es que se trata de designar patologías y estas patologías pueden afectar a personas concretas. Pues bien, el fin último de la medicina es la recuperación de la salud. Cuando el paciente se ve afectado por alguna de las patologías de este capítulo, se ve deprivado de su buena salud y es más, librado a su evolución espontánea, es conducido a la muerte. Desde que se disponen de tratamiento efectivos para el tratamiento de este grupo de patologías, se ha visto que estas enfermedades pueden representar entidades singulares, con patrones propios de evolución y con diferencias de respuesta y pronóstico entre ellas. Para obtener evidencia suficiente para postular un tratamiento como el mas efectivo, se hace necesario compartir el lenguaje entre los investigadores y que, cuando se hace referencia a una enfermedad en particular, todos los profesionales hagan referencia  a la misma enfermedad. Sólo así el análisis estadístico de los resultados se hace válido.

 En una entrada  anterior del blog, se reseña parcialmente la historia del Linfoma Hodgkin, que, si bien históricamente representa el hito inicial en la descripción de la patología tumoral linfoide, no constituye  más que una parte de este capítulo.
 Fue dicho que la primera división claramente reconocida ya en el Siglo XIX fue entre lo que se consideraba el Linfogranuloma Maligno o Enfermedad de Hodgkin y el linfosarcoma descripto por R. Virchow unos años después.
 Luego de varios intentos de ordenamiento y nomenclatura, la primera clasificación de los Linfomas,  llamados por exclusión, No Hodgkin, más o menos universalmente aceptada,  fue la publicada por Rapaport en el año 1966, para la que tomando trabajos anteriores, reconocía la diferencia entre la proliferación realizada remedando el crecimiento folicular del ganglio o alternativamente en forma difusa. Por otro lado reconocía células bien diferenciadas contra células pobremente diferenciadas e histiocíticas
 La aparición en la década siguiente del conocimiento de la existencia de diferentes subpoblaciones linfoides y mas luego de los anticuerpos monoclonales,  permitieron reconocer e identificar a las células linfoides no sólo como pertenecientes a un linaje determinado , sino también asignarles  el estadio de diferenciación pertinente. La progresión en la genética y la biología molecular permitió establecer una ontogenia bastante clara para las células linfoides.  La complejidad de la ontogenia linfoide y la posibilidad de recombinación genética para la producción de receptores aptos para la respuesta inmune adaptativa a un sinúmero de antígenos posibles,  determinan un conjunto sofisticado de estadios de diferenciación linfoide, cualquiera de los cuales  podría ser blanco de la transformación neoplásica. De allí que la  habitual referencia a una célula que constituye la contraparte normal de la neoplasia aparecería justificada en la multiplicidad de entidades. Pero mirando más en detalle, algunas de las patologías no reconocen una célula que pueda constituir una contraparte normal de la neoplasia.Esto ocurre, por ejemplo en los linfomas Malt esplénicos y la Leucemia de células vellosas.
 Teniendo en cuenta que el mecanismo patogénico mas frecuente implicado en el desarrollo de los linfomas son las traslocaciones cromosómicas, cabe considerar que además de la variación fenotípica de la célula de origen, se podría agregar una anomalía genética capaz de dar como resultado una nueva población celular patológica
 De alguna forma podría considerarse que los linfomas podrían representar el precio a pagar por la diversidad y adaptabilidad del sistema inmune
  En 1991 un grupo internacional de patólogos especializados en linfomas iniciaron una serie de reuniones tendientes a establecer una clasificación universalmente aceptable. El trabajo de este grupo internacional apareció publicado en Blood en 1994. Para el ordenamiento se tuvieron en cuenta los siguientes criterios. 1- que las patologías descriptas conformaran una entidad clínica,  con un fenotipo establecido y  con alteraciones genéticas particulares. 2- La subpoblación de orígen de las células, B, T o NK y el estadio de diferenciación: células precursora vs células periféricas
 En los años siguientes esta clasificación conocida como REAL se fue afirmando en el cuerpo médico, y posteriormente, con revisiones y agregados, fue adoptada por la OMS con una última publicación en 2008.
 Se separan los linfomas primarios cutáneos, aquellos no relacionados con un linfoma sistémico, al menos por los primeros 6 meses de evolución, linfomas para los que se sigue la clasificación de la EORTC



Dado que los linfomas de estirpe T son, con mucho mas infrecuentes en nuestro medio, tan sólo se enuncian a continuación: 


Linfomas cutáneos primarios:
Mycosis fungoides

LINFOMA HODGKIN

 A partir del reconocimiento formal de la célula de Reed-Sternberg (RS)  como expresión de la transformación neoplásica y determinada la clonalidad en la misma, la enfermedad pasó a denominarse en la literatura médica como Linfoma Hodgkin. 
 Siguiendo a las descripciones mencionadas en otro apartado, se fue reconociendo en esta patología la existencia de variantes histológicas que podían correlacionarse con el pronóstico del paciente portador. La base de la variación histológica asienta en la relación entre células de RS o su variante mononucleada, la célula de Hodgkin y la estroma no neoplásica. Jackson y Parker en 1944 establecieron una primera clasificación designando tres formas posibles de afectación histológica : Granuloma, Paragranuloma y Sarcoma.. Esta clasificación se vió clinicamente irrelevante y fue reemplazada por la clasificación establecida en la Conferencia de Rye  en 1965. En esta conferencia se propusieron cuatro subtipos histológicos de la entonces denominada Enfermedad de Hodgkin, siempre teniendo en cuenta el criterio de relación entre células neoplásicas y estroma. Se designaron cuatro grupos con nombres explícitos: Predominio Linfocitario, Esclerosis Nodular, Celularidad Mixta y Depleción Linfocitaria. Esta clasificación se mostró clínicamente útil y la agresividad histológica de la patología se correlaciona con el orden enunciado. Esta clasificación histológica se mantiene vigente, pero,  con una variante adicional . En el tiempo transcurrido desde la Conferencia de Rye y el fin del siglo XX se pudo reconocer una variación de la forma de Predominio Linfocitario, con un patron de crecimiento mas nodular, en la que se reconoció inmunofenotípicamente  tambien una expresión diversa de marcadores de membrana, razón por lo que se decidió separarla del resto de las variantes histológicas que quedaron amparadas bajo el paraguas de la denominación de  formas clásicas. De este modo, la OMS considera actualmente las siguientes variantes del Linfoma Hodgkin:

-  Linfoma Hodgkin rico en linfocitos nodular
-  Linfoma Hodgkin clásico:
                                         Predominio Linfocitario
                                         Esclerosis Nodular
                                         Celularidad mixta
                                         Depleción Linfocitaria



Linfoma Hodgkin rico en linfocitos nodular

 Esta variante representa alrededor de un 5 % de los casos de LH, se suele presentar en formas localizadas y tiene un curso clínico mas o menos indolente paro con recidivas tardías posibles. Histológicamente se observa una población predominante de células linfoides maduras, con escasas células de RS. Esta células se ven particularmente grandes y globosas y se les llamaba células de RS tipo L&H o popcorn. Inmonofenotípicamente éstas células se diferencian de las células de RS del LH  clásico en cuanto son CD 15 negativas y CD 20 positivas, y en ellas  se puede detectar el reordenamiento genético para la síntesis de inmunoglobulinas asemejándose entonces mas a un linfoma de estirpe B, mientras que no se detecta la presencia del genoma del Virus de Epstein Barr (VEB).

Linfoma Hodgkin Clásico:

 Representa aproximadamente el 95 % de los casos de LH y se presenta con un pico epidemiológico de prevalencia  bimodal, en adolescentes-adultos jóvenes y adultos mayores. Mas de la mitad de los casos al diagnóstico se presentan como formas localizadas y la afectación extranodal es infrecuente. 

LH, Predominio Linfocitario.

 Histologicamente los ganglios afectados se muestran con playas de abundantes células linfoides diferenciadas, predominantemente B  y con expresión de Igs de superficie. Es posible identificar uan pequeña parte de linfocitos T y el resto de la estroma está formada con escasos histicitos, eosinófilos o células plasmáticas. Las células de RS son infrecuentes y puede ser dificultoso su hallazgo. Estas células expresan CD 30 y CD 15, mientras que al menos en la mitad de los casos se puede detectar la presencia del genoma del VEB. Esta  la variante histológica clásica  suele presentarse en estadios iniciales mas frecuentemente alrededor del cuello, sin síntomas constitucionales


LH, Esclerosis Nodular

 Es la forma de presentación mas frecuente y afecta con cierta predominancia a mujeres adultas jóvenes y lo hace en la zona del cuello y/o mediastino superior.  Como su nombre lo indica, la presencia de bandas de tejido conectivo delimita aparentes nódulos en el parénquima ganglionar. En estos nódulos se hallan las células de RS que por la contracción del material circundante toman un aspecto lacunar. Estas células de RS de tipo lacunar pueden presentar un marcado pleomorfismo. La inmunomarcación de las mismas es clásica: CD 30+, CD 15+, CD 20 neg.  Entre 30 y 40 % de los casos demuestran la presenca de proteínas LMP-1 o EBER1 del VEB .

LH, Celularidad Mixta.

 Esta forma representa alrededor del 30 % de los casos, y  se caracteriza por un pleomorfismo marcado de la estroma ganglionar, Abundan células linfoides pero se presentan frecuentes  histiocitos, polimorfonucleares neutrófilos, eosinófilos y células plasmáticas. Las células de RS son relativamente frecuentes y pueden verse algunas formas momificadas debido a cambios apoptóticos en ellas. La inmunomarcación es clásica y la presencia del genoma del VEB elevada, alrededor del 75 % de los casos. Puede presentarse inicialmente en estadios mas avanzados, aún con infiltración de la médula ósea y con síntomas sistémicos.


LH, Depleción Linfocitaria

 Esta variante histológica del LH clásico se corresponde con lo que antiguamente se dió en llamar sarcoma de Hodgkin. Las células linfoides diferenciadas son escasas y se ve un predominio hsitiocitario pleomórfico. Las células de RS pueden ser frecuentes y cabe una variante fibrótica. La inmunomarcación se corresponde con la forma clásica, mientras que su presentación  se eleva con la edad y se realiza habitualmente en estadios avanzados, eventualmente con infiltración de la médula ósea y síntomas sistémicos. Es una variante histológica agresiva



miércoles, 27 de junio de 2012

La célula de Reed Sternberg: Crónica de una apoptosis que no fue, y es aún, capaz de matar.


                                                                                                                                       Prof  Carlos Ponzinibbio




 Discurriendo el fin de la primera mitad del siglo XIX coincidieron en el Guy’s Hospital de la ciudad de Londres, tres ilustres médicos, tres de los integrantes de aquella legión de atentos observadores y profundos pensadores que a lo largo de las dos últimas centurias, supieron escribir la Historia de la Medicina Moderna. Los tres médicos referidos fueron Thomas Hodgkin, Thomas Addison y Richard Bright. Thomas Hodgkin quedaría grabado en la historia por la enfermedad a la que Samuel Wilks le concediera su epónimo.
Thomas Hodgkin, tal vez en su modesta y tímida actitud de cuáquero no fue consciente del hecho por el que abría la puerta de un misterio recóndito para la patología humana, misterio que habría de durar por más de 150 años

 Mientras cumplía con su rol de curador del Museo de Anatomía Patológica en el Guy’s Hospital de Londres, en 1832  Thomas Hodgkin  describió seis casos, mas uno que le fuera enviado, de pacientes con aumento del tamaño de lo que hoy llamamos ganglios linfáticos ( Glándulas Absorbentes) y el bazo, postulando que el orígen de la afectación era el mismo para ambos territorios debido al aspecto macroscópico de las lesiones, y que estas lesiones se iniciaban en los ganglios para extenderse luego al bazo tornándose en un proceso terriblemente caquéctico con la muerte como punto final.  
 Sus ilustres contemporáneos no parecieron prestarle demasiada atención a su descripción del proceso mórbido, hasta que Wilks recopilara 13 casos similares y los describiera llamándolos como la Enfermedad de Hodgkin en 1866.

   Samuel Wilks (Retrato de época)
  Y en que asentaba el misterio de la Enfermedad descripta por T.  Hodgkin?  Nada menos que en el hecho que una neoplasia letal la masa tumoral no era constituída por las células tumorales en sí, extraña situación en patología humana !  Fue Langhans quien en 1872 describió con detalle los hallazgos anatomopatológicos de la misteriosa Enfermedad,  haciendo clara alusión a la presencia de unas llamativas células gigantes inmersas en un contexto histológico aparentemente inflamatorio, linfocitos, macrófagos, células plasmáticas , eosinófilos y eventualmente, en algunos casos , con bandas de tejido conectivo.
 Paralelamente, en la segunda mitad del siglo XIX se iban reconociendo otras neoplasias linfoides, de características variables, pero en las que la masa tumoral se constituía por células linfoides más o menos diferenciadas. El mismísimo Rudolph  Virchow hizo mención a un caso de un paciente derivado en consulta y fallecido con múltiples ganglios en el cuello que mostraban una proliferación de células similares a las que él mismo había descripto en la leucemia, pero que llamativamente, no se encontraban en la sangre. Propuso para este caso la denominación de “Linfosarcoma”

 Hacia fines del siglo XIX Karl Sternberg y Paltauf  estudiando minuciosamente los preparados pudieron remarcar las diferencias existentes entre enfermedades de origen inflamatorio conocido (TBC-Sífilis) y el linfogranuloma maligno propiamente dicho (Enfermedad de Hodgkin).
 Poco después,  en  1903 una mujer estadounidense, Dorothy Reed, a contra viento y marea del machismo imperante en la medicina de la época, desafiando convenciones, se involucró en la Patología descriptiva,  señalando también la presencia de células gigantes multinucleadas en esta enfermedad.  La historia recogió ambas descripciones nominando a las células bizarras, gigantes, multinucleadas y con nucleolos muy conspicuos como células de Reed-Sternberg (RS).
 Para el  estudio de los tumores linfáticos, de allì en mas se fijó un límite demarcatorio: había  por un lado, un conjunto de neoplasias tumorales del tejido linfático conformadas por células linfoides mas o menos maduras, de distribución focal o difusa, y por otro lado, otra enfermedad con abundantes células inflamatorias pero con más,  un tipo de célula rara, pero que constituía una marca distintiva para la misma: la misteriosa célula de Reed-Sternberg,  presente en la misteriosa Enfermedad de Hodgkin. En esta enfermedad la relación entre células de RS y células estromales podía ser variable, pero siempre eran relativamente pocas células de RS (mas o menos 1 %)   y mucha estroma.


Como explicar el enigmático poder  de las células de Reed Sternberg?, para que siendo tan pocas, pudieran conducir a la caquexia y a la muerte del enfermo?, de donde provenían?,  Que eran y que hacián ?  
 En el común de las neoplasias, las células transformadas tienen carácter clonal,  provienen de una célula originalmente transformada para conformar la masa tumoral .    
 En el Linfoma de Hodgkin, la morfología parecía indicar que las células de RS era el  sólo tipo celular  transformado.  Entiéndase que se describieron células semejantes, pero se dio en llamarlas células de RS a aquellas multinucleadas,  con otras variantes también tal y como lacunares o pop-corn mientras que a las de núcleo aparentemente indiviso se las llamó células de Hodgkin.
La profundidad del misterio sobre estas células dominó casi, casi todo el siglo XX y fue motivo de sesudas, prolongadas y agudas  -pero, finalmente, inconcluyentes disquisiciones científicas, pese a que el armamentario de la biología molecular iba en vertiginoso progreso  desentrañando otros misterios biológicos y estableciendo linajes y  subpoblaciones de todo orden y lugar. Ya estaba claro que el tejido linfático otorga el sustrato al Sistema Inmune, que existen poblaciones B, T y NK. Que para la respuesta adaptativa era necesaria la recombinación genética para producir un receptor adecuado, que la recombinación genética se realizaba en los centros germinales de los órganos linfoides periféricos. Que las células que lograban una recombinación genética satisfactoria podían diferenciarse con la ayuda de linfocitos ayudadores en células productoras de inmunoglobulinas o almacenar la información como memoria inmune. Se supo que las células que fallaban en la recombinación genética debían por morir. Se supo que se podía morir por apoptosis, se supo que las células que debían morir lo harían por apoptosis, pero lo que  no se sabía  era de donde provenían las misteriosas células de RS y tampoco se tenía certeza si eran estas células la expresión del clon neoplásico.
 Inútiles y vanos fueron los intentos de aplicar técnicas de blotting o determinaciones de receptores de inmunoglobulinas o de tipo  T  por más que los hubiera disponibles, si eran tan pocas las células  de interés y tantas las ajenas  que les rodeaban envolviéndolas en un manto de oscura sombra.
 Cuando ya parecía que  se iba el siglo XX con el enigma inconcluso, algunos  trabajos realizados con células aisladas de efusiones pleurales, o de repetidas biopsia permitieron la realización de estudios citogenéticos y de hibridización in situ, demostrando formalmente el carácter clonal de las células de RS.
 Para ese entonces, otro jugador había entrado en el campo, el ubicuo virus de Epstein Barr (VEB). Este gama-herpesvirus,  aislado por Sir Anthony Epstein a partir de una muestra de tumor de Burkitt africano, rápidamente se demostró extendido por todo el mundo y afectando la mayoría de la población adulta. Y claro, observar el genoma del virus en tejido linfático de pacientes con la enfermedad, podía constituir un  hecho casual, desde que  el 85 % % de la población mundial está infectada con el virus, o era por el contrario,  encontrar el genoma viral podía ser un hecho causal en la enfermedad. También en esto se trabajó y discutió hasta que se logró el aislamiento del mismo genoma clonal en las células de RS y su asociación con la proliferación de las mismas, y se reconoció que al menos en un 50 % de los casos, el VEB juega un papel en la patogenia de la enfermedad a través de la expresión de sus proteínas de membrana LMP1, LMP2 y EBNA-1.

Genoma VEB en una célula de RS(Hib. in situ)

El tozudo  Kûppers y sus colabradores , en 1994 disecando pacientemente y aislando estas células del tejido circundante , concluyeron en forma definitiva que, en la mayoría de los casos, estas células reconocían un orígen en células centro-germinales, células que habían fallado la recombinación apropiada durante el proceso de hipermutación somática centro-germinal para responder a un antígeno determinado.
Que entonces se hallarían destinadas a la muerte por apoptosis, pero que por algún tipo de mutación paralizante, estas células no se habían muerto y sí en cambio habían devenido células neoplásicas e inmortales Y entonces de un misterio surgió otro misterio, porqué no murieron si debían haberlo hecho?  Aquí vuelve al campo de juego  el VEB, al menos en los casos positivos para el mismo, otorgando una señal de sobrevida adicional capaz de sobrepasar a la orden para la apoptosis.
 A partir de 1996 se supo que el factor de transcripción nuclear kappa-B (NFk-B) está sobre-expresado en el Linfoma Hodgkin  y podría constituir el switch necesario para la sobrevida de la célula de RS. 



Los mecanismos de sobre-expresión del NFk-B no están del todo dilucidados aún, pero podrían participar la sobre-expresión del gen c-rel , así como la activación de los receptores CD 30 y CD 40 en forma independiente del ligando.  Contrariamente, se observó también una de-regulación de otros factores de transcripción, tal y como Oct-2, Bob 1 y PU.1. La pérdida de estos factores relacionados con el linaje B podría explicar en parte, la resistencia a la apoptosis mediada por activación de CD 95 a través de la expresión de la proteína inhibidora de la apoptosis c-flip.
 Fue dicho antes, que son escasas las células de RS y abundante el estroma, de modo tendría  que haber una explicación para semejante poder. Por lo que hasta ahora se sabe, las células de RS producen un conjunto de citoquinas y quemoquinas  que promueven la formación de un ambiente propicio.  Las citoquinas de tipo Th2 promueven el reclutamiento de linfocitos CD 4, mientras que la producción de IL-10 paralizaría la acción de las células Th1. La estimulación de fibroblastos a través de la producción de bFGF y TNFb conllevaría no solo a la la proliferación fibroblástica, sino también a la producción de eotaxina que en conjunto con IL-5 promueven el reclutamiento de eosinófilos.   También sintetizan GM-CSF,   que explicaría la frecuente leucocitosis hallada en los pacientes portadores de la enfermedad. A través de la producción de GM-CSF y de la expresión del receptor c-met  se promovería el reclutamiento de macrófagos, macrófagos que a la luz de nuevos conocimientos , parecen mucho menos que meros espectadores del acto. Existe una relación entre la cantidad de macrófagos CD 68+ y la sobrevida, cuantos mas macrófagos en el tejido lesional menor expectativa de vida  para el paciente.



 A su vez, en una comunicación de dos sentidos, las células que integran la estroma de la lesión , son proveedoras de señales de supervivencia para las CRS, de modo el beneficio aparece como mutuo y ventajoso para la enfermedad y desventajoso para el poseedor de la misma.

 Si bien parte del enigma se ha ido develando recientemente, Thomas Hodgkin, Dorothy Reed y Karl Sternberg continúan estimulando la fascinación por el misterio y el descubrimiento. Las micromatrices, la proteómica y el resto de tecnología ultrafina espera ansiosa a hacer su aporte, mas  nada pueden sin que mentes perspicaces   y cooperativas se aboquen a la tarea con la misma dedicación y entusiasmo con que lo hicieron los protagonistas de esta historia. 


Ilustraciones del autor ( a excepción del retrato de época) 

miércoles, 20 de junio de 2012

Ontogenia linfoide

ONTOGENIA LINFOIDE





ONTOGENIA LINFOIDE   B   Y   T


  Prof  Dr Carlos Ponzinibbio

Introducción

 Desde el reconocimiento de algunas neoplasias malignas desarrolladas a partir del tejido linfático se ha intentado ordenarlas y clasificarlas, casi infructuosamente, por más de un siglo. Todos los intentos de clasificación iníciales se basaron  fundamentalmente  en  el análisis de la localización de la afectación  y la  morfología celular de las células comprometidos en la proliferación , intentando –ingenuamente- referirla a su contraparte normal.
 En este fenómeno, visto desde hoy con la necesaria distancia científico tecnológica,   se puede considerar que el  mayor obstáculo consistía en la ignorancia del origen de las células y su estadio de diferenciación, pues células con morfología similar,  pueden ser actualmente reconocidas como pertenecientes a diferentes sub-poblaciones celulares y/o diferentes estadios de maduración
 El advenimiento tecnológico suficiente para el reconocimiento de estructuras de superficie y la disección ofrecida por la biología molecular, con más, la información citogenética, han permitido obtener un ordenamiento más acorde con el origen de la célula en proliferación neoplásica(1). Mas aún, el avance del conocimiento en el campo de la inmunología, con el concepto de repertorio antigénico basado en la diversidad  para la respuesta a múltiples antígenos  a  partir de la recombinación somática de segmentos genéticos  presentes en las células germinales, ha permitido implicar a movimientos genéticos fallidos, vbgr: mutaciones, traslocaciones , y/o expresiones genéticas  anormales,   en la patogenia de numerosas neoplasias linfoides(2).  La alteración genética hallada de modo más recurrente  consiste en  la yuxtaposición de un oncogén  normalmente silente, a un gen transcripcionalmente activo en forma constitutiva, más  frecuentemente, el gen que codifica para la síntesis de las cadenas pesadas de las inmunoglobulinas, De este modo el gen silente - habitualmente un oncogén-, pasa a ser expresado también en forma constitutiva(3).
 En este punto, se podría especular que  las patologías linfoproliferativas neoplásicas, son, al menos en parte, el precio a pagar por esta posibilidad de hipervariabilidad para enfrentar una multiplicidad de antígenos diferentes
Para iniciar la consideración de las enfermedades linfoproliferativas  neoplásicas, es bueno comenzar por el  principio: el origen de las células del tejido linfático

Las poblaciones linfoides pertenecen al sistema hemopoyético, de donde resulta que para considerar la ontogenia linfoide  (la historia del cambio estructural de una unidad sin que ésta pierda su organización) y sus principales poblaciones, conviene recordar algunos conceptos generales de la hemopoyesis que a la luz actual parecen hallarse  bien establecidos.
Medio siglo de descubrimientos biológicos, experimentación científica y práctica médica han permitido establecer  la doctrina de la Célula Madre Pluripotencial de la Médula Ósea, como el punto de partida de todas las estirpes celulares hemopoyéticas  en la vida humana adulta normal.
Las células que otorgan el sustrato al sistema inmune pertenecen al tejido linfático y su origen es el compartido con todas las células que normalmente pueblan la sangre circulante.
 La mayor parte de estas células, tienen una vida media breve comparada con la sobrevida del huésped, de donde se requiere de un sistema para la reposición constante de estas células- aproximadamente un trillón de células diarias-(4).  La hemopoyesis – un sistema de renovación celular por células madre, es la repuesta biológica a la exigencia recurrente de producir nuevas células diferenciadas. Y la hemopoyesis en la vida postnatal en el hombre se desarrolla en la médula ósea. Y hasta la información actual, se puede asentir en el concepto que todas las células del sistema tienen origen en una única célula madre, dotada de tres atributos básicos: auto renovación, pluripotencialidad,  y capacidad de repoblación de un huésped ablacionado( Fig. 1).
Básicamente, se debería pensar en el desarrollo de las células linfoides como un proceso ordenado que se inicia en una célula única, alojada en nicho confortable y eficaz, sensible a los estímulos de activación, con potencial suficiente para mantenerse y diferenciarse, que  a partir de la médula ósea origina en etapas sucesivas, progenitores cada vez más comprometidos con un linaje particular y que en el estadio de maduración adecuado, emigran de la médula ósea, para progresar en su diferenciación, sea inicialmente en el bazo ( células B) o en el timo ( células T) ( Fig. 2).

 Alcanzado en estos órganos el estadio madurativo apropiado, se encuentran ya capacitadas para emigrar a los órganos linfoides secundarios periféricos, recircular, enfrentar el antígeno y desarrollar una adecuada respuesta inmune adaptativa. Se comprende que para que este proceso tenga lugar normalmente, es necesaria la expresión de los genes correctos en el momento oportuno. Esta expresión de genes presentes en la línea germinal, está condicionada por la activación o represión de factores de transcripción nucleares, cuya expresión es sensible a la acción de factores de crecimiento apropiados ( Fig. 3).

 Todo ello orquestado de un modo admirable para obtener el máximo de respuesta posible, la menor redundancia, y la eliminación de células innecesarias.

2.Hemopoyesis medular

 La médula ósea es el asiento normal de la hemopoyesis durante la vida postnatal, y las Células Madre Pluripotenciales (CMP) se hallan alojadas en sitios específicos conocidos como nichos. Allí alojadas,  interactúan con otras CMP, células de la estroma y elementos de la matriz extracelular(5).
 Si bien, se atribuía la decisión de la célula a seguir el camino de la autorenovación o el camino de la diferenciación a una cuestión estocástica, es necesario tener en cuenta que las células primitivas tienen  genes de múltiples linajes  a bajo nivel y que la modificación de la estructura  de la cromatina puede participar en la decisión modificando la expresión génica. Una proteína de hallazgo reciente- Polycomb BMI-1- pareciera participar en el proceso de decisión:  la sobre-expresión de BMI-1  a través de modificaciones de la cromatina, estimula la autorenovación , mientras que la pérdida de función de la proteína, induce la diferenciación celular(6) (Fig. 4). 


Además de las modificaciones epigenéticas, o mas bien en conjunto con las mismas,   los elementos del nicho medular  en el que se encuentra alojada la CMP pueden participar en inducir a una decisión para su futuro.

2.1 Estructura de la Médula Ósea

 La médula ósea es un tejido conectivo  altamente celular que ocupa el espacio medular de la mayor parte de los huesos del adulto, particularmente los  huesos planos, esternón, ilíacos, vértebras y diáfisis de huesos largos. En la cavidad medular ingresan arteriolas que se ramifican hasta la formación de sinusoides que se anastomosan ricamente entre sí.  La pared de estos sinusoides está constituída solamente  por una capa única de células endoteliales frecuentemente recubiertas en su cara externa por las células adventicias (Fibroblastos).  Prolongaciones de estas células, ricas en fibras  de matriz extracelular,  laminina, colágeno, fibronectina,  se anastomosan para formar la malla de soporte para las células hemopoyéticas de la médula ósea.  Los sinusoides confluyen para conformar venas para el drenaje de la cavidad medular. Las arteriolas, capilares, sinusoides, vénulas y venas conforman el compartimiento vascular de la médula ósea. Interdispersas  en la cavidad medular se encuentran, en cantidad variable las células grasas: los adipocitos. La cara interna del hueso y las trabéculas óseas están revestidas por el endosteum, que incluye las células activas sobre la matriz ósea, precursores osteogénicos, osteoblastos y osteoclastos En conjunto, estos elementos mesenquimáticos constituyen lo que se denomina estroma medular. El espacio restante, el intersticio en forma de cordones, es el que ocupan las células hemopoyéticas(7).

2.2 Concepto de microambiente hemopoyético medular:

 Tanto los trasplantes experimentales en animales, como en humanos, han puesto claramente en evidencia que las células  hemopoyéticas infundidas se alojan naturalmente en la médula ósea (homing). Esto se explica porque la médula ósea ofrece a los precursores hemopoyéticos condiciones únicas y esenciales para su alojamiento.  La explicación actual para el concepto de microambiente medular se basa en las propiedades de las células de la estroma, que expresan en superficie moléculas de adhesión, secretan factores de crecimiento necesarios para sostener la proliferación celular, interleuquinas activas sobre las células y productos de la matriz extracelular construyendo un andamiaje apropiado para el mantenimiento y proliferación de las células. La expresión de moléculas de adhesión facilita el anclaje de las células por unión homo o heterotípica a otras células o a la matriz extracelular.  Los progenitores hemopoyéticos expresan  las integrinas  de la familia b1: a2b1,  a6b1,    a4b1, y    a5b1. Estas dos últimas integrinas se unen a la fibronectina de la matriz extracelular favoreciendo la quiescencia celular de los progenitores, mientras que la integrina a4b1 se une a la molécula VCAM-1 expresada en las células endoteliales y fibroblastos. Con la progresión en la diferenciación de los progenitores, disminuye la intensidad de la unión entre moléculas, mientras que la expresión de moléculas también se halla determinada por el nivel local de factores de crecimiento, regulando de este modo el estado de las células progenitoras.  Por el contrario, la familia de las integrinas b2, pareciera estar asociada a la emigración de las células de la médula ósea. La principal de entre ellas, LFA-1 se expresa débilmente en los progenitores, pero su expresión aumenta con la diferenciación celular  y es máxima en los leucocitos maduros. La molécula CD43 (sialomucinas)   se encuentra abundantemente expresada en casi todas las células hemopoyéticas y reconoce como ligando entre células a ICAM-1. La activación de CD43 señaliza a través de las quinasas activadas por mitógenos (MAPK) y el impacto de su activación sobre las células depende del estadio de diferenciación en que se halle, estimulando la adhesión a través de integrinas de la familia b1 en los progenitores pero no en las células madre.  La señalización a través de la molécula CD34, (glicoproteína del tipo sialomucina) antagoniza la maduración de células hemopoyéticas. La expresión de CD34 en células endoteliales, le ofrece una oportunidad de adhesión homotípica a los progenitores hemopoyéticos al endotelio medular. La tercera sialomucina de importancia en el microambiente medular es la molécula CD164, expresada en precursores hemopoyéticos y en células del sistema monocito-macrófago y precursores eritroides, actuaría como un regulador negativo de la hemopoyesis a nivel de la proliferación celular(8).
 Las selectinas, participan en el anclaje de células hemopoyéticas precursoras. En los progenitores hemopoyéticos  la proteína ligando 1 de P selectina (PSGL-1)  interviene en la adhesión a P-selectina expresada en células endoteliales. Esta unión también actúa como factor regulador negativo de la proliferación celular.
 El papel de ICAM-1en el nicho hemopoyético estaría dado por la unión homotípica entre células progenitoras que la expresan, o heterotípica,  con proteínas de la matriz extracelular. La unión del ligando a esta molécula, desencadena hacia adentro de la célula una señal de activación que utiliza quinasas de mitógenos y fosforila proteínas de la familia Src la que tiene como  blanco de activación al factor de transcripción nuclear AP-1, de relevancia en   la regulación de la diferenciación y activación celular. VCAM-1, se expresa abundantemente en la estroma medular y desarrolla un papel importante en la localización de progenitores hemopoyéticos durante la embriogénesis. En la vida adulta, utiliza como ligando a  la integrina a4b1  para retener los progenitores hemopoyéticos en el nicho medular
 Los elementos de la matriz extracelular de  la estroma medular también desempeñan un papel relevante en la formación del microambiente hemopoyético. El hialuronato, es el ligando primario para la molécula CD44 expresada en progenitores hemopoyéticos cuya  unión resulta de suma importancia para la proliferación mielopoyética y linfopoyética.
 En conjunto todos estos elementos son los que le ofrecerían  a los precursores hemopoyéticos las condiciones de habitabilidad necesaria para su permanencia, básicamente en situación de reposo -G0-, pero  con suficiente sensibilidad para permitir la estimulación a la proliferación de las células hemopoyéticas(9).


2.3 Concepto de pluripotencialidad

 El concepto de pluripotencialidad es inherente al concepto de célula madre única. Para que todos los tipos celulares tengan origen en una célula, ésta necesita la capacidad de seguir todas las vías de diferenciación posible.
 La construcción de una imagen en abanico como expresión simplificada de la hemopoyesis,  debe comprenderse como una sobre-simplificación esquemática  que el armamentario  bio-tecnológico actualmente disponible se está encargando de cuestionar en profundidad(10).
 Si bien el esquema del abanico clásico, mostraba el pasaje de un estadio precursor al siguiente, a la luz actual, parece improbable que esto ocurra tan sólo en un paso mitótico único. Es posible que el compromiso de linaje sea  la expresión de una secuencia de pasos de restricción progresiva en mitosis sucesivas(11).

 El  concepto de pluripotencialidad va necesariamente ligado a la idea del compromiso ulterior con un linaje o estirpe celular determinado. Este hecho implica entonces la restricción progresiva de posibilidades  o alternativas de vías de diferenciación celular  por medio del silenciamiento genético, hasta alcanzar el compromiso definitivo con un único linaje por expresión de los genes apropiados  y completar la diferenciación celular.
 En los trabajos de trasplante y retrasplante se ha postulado la presencia de dos tipos de precursores muy tempranos. Aquellas células –LT-HSC- ( Thy1.1lo, Flt-3-, Lin-, Sca-1+, c-KIT+, o bien CD 34-, Flt-3-, LSK) capaces de mantener la hemopoyesis a largo plazo; y otras   células –ST-HSC-  ( Thy-1.1lo, Flt-3+ LSK, o CD34+, Flt-3- LSK)  capaces de sostener transitoriamente, alrededor de seis semanas,  la hemopoyesis en el huésped trasplantado. Si bien estas células tienen un potencial multilinaje, tienen una capacidad de proliferación acotada y pierden su habilidad de auto renovación. La secuencia ontogénica sería: LT-HSC > ST-HSC > MPP (12).

3. Ontogenia linfoide

 Se ha postulado una división inicial a partir de la Célula Madre Pluripotencial, en dos precursores básicos, uno comprometido con el linaje mielopoyético y otro comprometido con el linaje linfopoyético. En esta primera hipótesis, el reconocimiento fenotípico de la restricción en sentido linfoide  pasaría fundamentalmente por la expresión del receptor de IL-7, la primera molécula indiscutiblemente asociada a la diferenciación linfoide pues la expresión del receptor c-kit es compartido con precursores anteriores comunes. Alternativamente, varios estudios han puesto en evidencia la existencia en médula ósea del adulto de un precursor compartido, con potencial de generación de células linfoides B/T y granulocítico- macrofágica, sin potencial megacariocítico(13). Algunas leucemias bifenotípicas M/T o M/B concurren en apoyar esta hipótesis pues no se encuentran leucemias mixtas B/Mk o T/Mk.  Mas aún, dentro del compartimiento de progenitores multipotenciales Lin-, SCA-1+, c-Kit+, se ha demostrado el potencial combinado B, T y GM.  Estas células llamadas Precursores multipotenciales  con imprimación linfoide ( lymphoid-primed) expresan el receptor para Flt-3 en superficie, y  en ellas la expresión transcripcional de varios genes linfoides (Rag-1, IL-7Ra) podría anteceder a la aparición de la célula  llamada Precursor Linfoide Comun (CLP)(14). El CLP  necesita de los  factores  Ikaros y   Gfi-1, mientras disminuye el potencial de diferenciación mieloide mediada por la represión del factor de transcripción E2A , sugiriendo que este factor sería necesario para el mantenimiento de células madre de mayor potencial(15). Para la acción adecuada de los factores de transcripción se hace necesaria  la accesibilidad de la cromatina a los genes blanco. Esta accesibilidad a la cromatina se cerraría con la diferenciación o compromiso linfoide . En concordancia con este concepto, se ha observado que el remodelador de cromatina Mi-2b puede interactuar con el factor Ikaros y restringir  la salida de células del pool de células madre, manteniéndolas con una firma genética determinada. Si falta la molécula Mi-2b  se desarrolla un impulso al compromiso con la transcripción de genes de compromiso de linaje como Rag-1 y b-globina(6). Se ha propuesto entonces que  la diferenciación en sentido linfoide requeriría de  modificaciones en la estructura cromatínica  que facilitaría la imprimación linfoide en células tempranas que aún tienen potencial también mieloide . El paso crítico para el pasaje de la célula precursora común linfoide- mieloide  estaría dado por la alteración de la expresión de genes, con de-regulación de los genes  Mk/E ( Gata-1, Gata-2, Mpl, Scl/Gf1b) y la expresión de genes linfoides (Dntt, Rag-1, e IL-7R) y la expresión en superficie de Flt3, para lo que es necesaria la activación del factor Ikaros.  Este CPL se define por la necesaria expresión del receptor para IL-7 , promovida por la activación del factor de transcripción PU.1, con más: Thy-1.1- Lin-, SCA-1lo y c-Kitlo. En él, ya comienza a asomarse la expresión del factor EBF-1 que es un factor de transcripción esencial para la diferenciación de células B, mientras que Pax-5 casi no se halla aún expresado, hecho consistente con la posibilidad de este precursor para el desarrollo de células T y NK . No obstante, en la médula ósea , la activación del represor transcripcional LRF, que previene la activación de la vía de señalización Notch ( necesaria para la diferenciación linfoide T)  impediría la progresión intramedular a la diferenciación T. La existencia de este precursor comprometido con el linaje linfoide pareciera indicar el origen común de todas las poblaciones linfoides: B, T y NK(16).
  De este modo, el primer paso en la restricción de linaje no sería la separación entre precursores comprometidos con la estirpe mieloide y la estirpe linfoide, sino que, a partir del precursor multipotencial, se separaría en primera instancia un precursor megacariocítico-eritroide y que esta restricción sería la condición para la continuación de un precursor común GM-linfoide. Así, la restricción linfoide procedería en dos pasos, primero la pérdida del potencial Meg/ E, y segundo, la pérdida de GM hasta el compromiso linfoide definitivo(10,13)(Fig.  5).


 La justificación de la necesidad de provisión continua desde la médula ósea de células para poblar el timo  estaría dada  en primera instancia, por  la incapacidad para autoreplicarse de los timocitos inmaduros(17), lo que parece indicar que existe realmente esta  necesidad y estas células serían progenitores bipotenciales B/T, aunque algunos experimentos apunten hacia un precursor mas temprano, pues es posible inducir la formación de células B, NK y macrófagos a partir de precursores tímicos tempranos.

3.1Ontogenia B en la médula Osea.

Para el adecuado compromiso y diferenciación del linaje B se requiere en la MO de nichos específicos para las células B en células estromales CXCL-12+, SDF-1ª+ que expresan IL-7, para alojar células pre-pro B(18)  y de la actividad de un conjunto de factores de transcripción nuclear que intervienen en la regulación de la expresión genética. Entre ellos se encuentran se encuentran en un punto central  los factores  PU.1, EBF1 y Pax-5. Para la transcripción adecuada  del gen Ebf1 se requiere de una señalización por vía Stat 5 dependiente de EBF1 e IL-7R.  La molécula Pax-5 es el blanco de acción del  factor EBF1, y es a su vez , responsable de la expresión en superficie de CD19 . La proteína EBF1 colabora con E2A, Pax-5  y otros factores de transcripción como Sox-4  y Bcl-11a para activar genes propios de células linfoides B. A su vez, Pax-5 actuaría como agente estabilizador de la expresión de EBF1. El conjunto de experimentos parecería poner en evidencia que la expresión de varios factores de transcripción actuaría de forma coordinada para promover el compromiso linfoide y reprimir  la expresión de genes de linajes alternativos(19,20)(Fig. 6). 


3.2 Recombinación genética para  el receptor de células B

Discutido ya el origen del CLP, la restricción en sentido B continúa hacia la célula pre-proB, que es el progenitor B restringido más temprano conocido. Estas células se identifican fenotípicamente, por la expresión de CD19 + (regula la transducción intracelular por amplificación de Src)  y CD10+, mientras que a nivel genético expresan los genes  RAG-1 y RAG-2, -descubiertos por David Baltimorecuya expresión  promueve  la recombinación de cadenas pesadas de los genes de inmunoglobuilinas ( Igs) por deleción del ADN entre el segmento genético D y el segmento J-(21). La proteína RAG-1 es esencial para la acción de recombinasa VDJ y es  un dímero que corta  y une las hebras de ADN.  Siguiendo a la  recombinación DJ, se une al segmento recombinado uno de los genes V para originar el gen reordenado VDJ. Este reordenamiento constituye un marcador genético de estirpe B. Los genes RAG se expresan sólo en las células linfoides B y T y en estadios tempranos de la diferenciación, preferentemente en células en G0. A la diversidad resultante de la recombinación de los diversos segmentos VDJ, debe agregarse la diversidad potencial añadida por los nucleótidos P y N. La adición complementaria de nucleótidos N, para compensar el largo de cadenas dependiente del sitio de escisión del ADN, depende de la enzima TdT.  El máximo de variabilidad está dado por la unión de los sitios de unión de los segmentos V y C, dando lugar a la región hipervariable designada como CDR 3, la más importante al momento del reconocimiento del antígeno. Esta región hipervariable es un buen marcador de clonalidad para reconocer una enfermedad linfoproliferativa  neoplásica.
 El linfocito pre-B, es el primer estadio  madurativo en el que se sintetiza en forma detectable un producto  de los genes de las Igs, la cadena m, aunque esta no alcanza la superficie celular y debe ser buscada en el citoplasma de la célula. Para la síntesis de esta proteína se necesita de la producción de ARN maduro y funcional  hecho que  requiere del corte y empalme de las secuencias entre los genes VDJ y el gen Cm. En algunas células es posible hallar una expresión débil del receptor en la superficie celular por la unión de cadenas pesadas m a unas cadenas sucedáneas de las cadenas livianas de la Igs que se expresan transitoriamente. Estos receptores se llaman receptores de células pre-B ( pre-RBC), y su estimulación aparece como necesaria para continuar la maduración de las células B. Si bien no se ha identificado al ligando apropiado para esta estructura, estudios recientes parecieran poner en evidencia que la oligomerización de  estos productos sería suficiente para desencadenar la señal estimulatoria. El pre-RBC juega un papel importante en el proceso de exclusión alélica durante la hipermutación somática. Esto lo hace  inhibiendo el reordenamiento del locus genético de la otra cadena pesada del alelo en el otro cromosoma, de modo que en cualquier clon linfocitario, sólo es posible la expresión de un solo alelo pues el otro queda expresando el ordenamiento germinal o un reordenamiento aberrante. En el caso que la célula no alcance a desarrollar un reordenamiento adecuado en ninguno de los dos alelos, la célula muere por apoptosis.
 En la siguiente etapa de la diferenciación B – los linfocitos B inmaduros- las células linfoides reordenan las cadenas livianas, k o l, una de las cuales  se asocia a la cadena pesada m ya sintetizada, para formar la molécula completa de IgM .  En este caso de reordenamiento de  cadenas livianas , al no haber segmentos D en los locus genéticos, el reordenamiento se produce sólo a nivel VJ, mientras que el segmento C queda separado por un intron  y la separación se mantiene en el ARN transcripto primario. A este nivel se produce el corte seguido de empalme del segmento VJ con el segmento C para formar la cadena liviana k o l que corresponda. También el reordenamiento de las cadenas livianas se ve influenciado por la presencia del pre-RCB, haciendo que su participación adquiera relevancia para alcanzar la síntesis completa del receptor (Ig). Existe un orden para el reordenamiento de las cadenas livianas, primero k y luego l, con un efecto inhibitorio entre ellas, vale decir que la cadena l solo se logra si falla el reordenamiento para la cadena k. Este hecho determina que el clon linfocitario exprese solamente una de las cadenas livianas (22). También en este caso, si la célula falla en reordenar adecuadamente alguna de las dos cadenas livianas  muere por apoptosis . Al final de su maduración estas células expresan en superficie la molécula del receptor completa, una molécula de  IgM. Este receptor puede reconocer antígenos pero es incapaz por sí mismo  de inducir la proliferación celular. Es más, si reconoce un antígeno propio presente en la MO,  lleva a la célula a morir por apoptosis. Este es un paso importante en el proceso conocido como deleción de clones autoreactivos o   selección negativa. 
Una vez que la célula linfoide B ha sido capaz de reordenarse adecuadamente para la síntesis  productiva del receptor  IgM, se considera un linfocito inmaduro capaz de emigrar de la médula ósea hacia los órganos linfoides periféricos a través de la circulación sistémica(23)(Fig. 7).



3.3 Diferenciación linfoide B post-medular

 Al bazo, las cèlulas B inmaduras,  llegan por medio de las arteriolas que se encuentran bordeadas por un manguito o vaina periarteriolar constituido en mayoría por células linfoides T(23). Bajo su influencia, la célula B inmadura progresa  hacia un estadio de maduración intermedio o transicional. En esta localización maduran hacia la forma conocida como  células T2B, estadio en el que son capaces de proliferar por la estimulación con el factor de crecimiento B ( BAAF) producido por el microambiente esplénico(Fig. 8).



 Este proceso de selección positiva está al menos en parte regido por antígenos propios del huésped  originados en la sangre circulante . Por ello, tan sólo una pequeña proporción de células B progresa hacia la célula B madura naife o virgen.  Cuando la célula B alcanza  esta condición, se encuentra habilitada para recircular  reiteradamente y también  alojarse en la misma médula ósea, en forma de acúmulos discretos perisinusoidales, y  en otros órganos linfoides secundarios: ganglios, amígadalas,  MALT(25,26). 
 Allí  se quedan hasta el encuentro definitivo con el antígeno que les otorgue sentido a su existencia Al final de la secuencia de maduración , tres tipos posibles de células B son engendradas: células B foliculares,  células B de la zona marginal   y  células B-1 B(21).

 3.3.1 Cèlulas B foliculares

 Las células B  foliculares, encuentran su alojamiento preferencial en el centro folicular de los ganglios linfáticos, las placas de Peyer y el bazo(27,28). Al llegar allí, las células B vírgenes quedan ubicadas en la zona del manto folicular  hasta el encuentro antigénico. La activación de las células B por antígenos T dependientes, requiere además de la unión del BCR , de señales co-estimuladoras adicionales, provista  por la unión del ligando a las moléculas CD40 y CD28 (29) .
 Cuando el encuentro antigénico  se lleva a cabo, la célula B  continúa su  progresión hacia el centro folicular, adquiriendo una morfología mas inmadura ( centroblastos). En el centro folicular- convertido entonces en un Centro Germinativo- , las células B estimuladas  intentan reordenar su receptor para una unión de alta afinidad con el antígeno, proceso que constituye la  hipermutación somática. La recombinación para cambio de isotipo de inmunoglobulina ( switch)  y la hipermutación somática están mediadas por una enzima denominada citosina-deaminasa inducida por activación (AID) que se expresa en los centros germinativos. Si el reordenamiento resultó exitoso la célula B  se encuentra habilitada para continuar dos caminos posibles(Fig. 9), 


convertirse en una célula B de memoria, o, alternativamente, convertirse en una célula secretoria del receptor recombinado: células plasmática de larga sobrevida dependiendo, al menos en parte, de la acción del Blimp-1; capaces de migrar a la médula ósea y sostenerse en la misma(30,31).
 Para la formación de los Centros Germinativos (CG) donde el ritmo de proliferación celular es elevado (expresado por el marcador Ki67) en los folículos primarios de los ganglios linfáticos se requiere de la expresión de la proteína Bcl-6, la que promueve la proliferación celular e inhibe su diferenciación. Para lograr este efecto en las células B, se necesita de la acción  de  los co-factores N-cor, SMRT o B-Cor, los que forman en conjunto  un mecanismo represor de genes tal como ATR y CDKN1A que sólo se activa coincidiendo con  la activación de CD40  y actúan a través de la vía del factor de transcripción NFkB(Fig. 10). 



La acción promotora de la formación de centroblastos de la proteína Bcl-6, se evidencia por su elevada expresión en linfomas de grandes células centro foliculares, en los  que las células que los forman  quedan congeladas en ese estadio de diferenciación.
 En el centro folicular se diferencian dos tipos de células, ubicadas en zonas geográficamente distinguibles, los centroblastos en la región oscura centrofolicular y los centrocitos, ubicados en la región clara centrofolicular. Si bien, estudios recientes ponen en evidencia que la proliferación celular tendría lugar en ambos tipos de poblaciones celulares, y estaría vinculada a la estimulación por el antígeno,  la proliferación celular estaría gobernada por señales diferentes. En la zona oscura, donde las células no se asocian a células dendríticas sería suficiente la estimulación del BCR para activar la proliferación celular, mientras que para una estimulación más amplia se necesitaría la co-estimulación de CD19 en las células vinculadas a las células dendríticas centrofoliculares. La expresión de quemoquinas es diferente en estos dos tipos celulares, los centroblastos expresan CXCR4 mientras que los centrocitos expresan CXCR5 y se encuentran asociados a las células dendríticas que retienen antígenos. Posiblemente serían estas células, que, estimuladas por el antígeno y células T centrogerminativas, luego de  la hipermutación somática y del cambio de isotipo ,  darían origen a las células B de memoria de larga vida  y las células plasmáticas(32). La elección entre estas dos posibilidades estaría dada por la acción de diferentes factores de transcripción y vías de señalización celular. Es interesante señalar que en estudios microscópicos dinámicos en tiempo real  se ha observado una notable movilidad de las células centrogerminativas entre ambas zonas, oscura y clara, sugiriendo que para el armado de una adecuada respuesta al antígeno fueran necesarias varias vueltas de contacto con células T para alcanzar una correcta hipermutación somática(33).

 3.3.1.1 Diferenciación a células plasmáticas

 Para la progresión desde células B centrofoliculares a células plasmáticas se requiere la represión de Bcl-6 y la expresión de Blimp-1 por señalización de la vía de transducción STAT3. La proteína  Bcl-6 se fosforila por MAPK  activada por  la unión de ligandos al  BCR,  se reprime y degrada. A esta vía le acompaña la inhibición promovida por el factor IRF4, inducida por NFkB siguiendo a la estimulación del CD40. En esta forma, Bcl-6 y Blimp-1 cumplen papeles antagónicos en el CG, y Blimp-1 extingue la acción de Bcl-6 y Pax-5 haciendo perder a la célula B el fenotipo centroblástico  e iniciando la diferenciación hacia célula plasmática. Cooperando con esta vía se halla IL-21, que estimula la célula B por medio de STAT3 y STAT5(Fig. 11) .

 Antes de la diferenciación completa a célula plasmática, la célula B pasaría por un estadio de diferenciación intermedio, el plasmoblasto, que expresa altos niveles de moléculas del CMH y es aún capaz  de migrar y de replicar mientras que la célula plasmática madura ya perdió su potencial proliferativo. Los plasmoblastos expresan  los receptores de quemoquinas CXCR3 y CXCR4 , lo que les permite migrar a la médula ósea y a los sitios de inflamación (34). El paso más importante en la transición del estadio de plasmoblasto a célula plasmática está dado por la inmovilización definitiva de la célula, hecho que le permite completar el armado de su maquinaria secretoria de anticuerpos y vivir por un largo tiempo.  Estas células constituyen las células secretorias de memoria prolongada. La sobrevida de las células plasmáticas en la medula ósea depende de un conjunto de moléculas, particularmente BCMA, April, BAFF, IL-6 y su receptor y la interacción de quemoquinas, CXCR4 y su ligando CXCL12. Se sugiere que la localización de las células plasmáticas, tanto en el bazo como en la médula ósea, se realizaría también en nichos específicos, donde las células estromales expresan alto contenido de CXCL12 y VCAM-1(35).  Blimp-1 es el mas importante factor determinante de la diferenciación y sobrevida de las células plasmáticas, y su actividad permite la expresión del gen Xbp-1 que induce la respuesta de desplegado de las inmunoglobulinas. Sin una adecuada respuesta de desplegado de Igs estas no podrían secretarse adecuadamente a partir del aparato de Golgi(Fig. 12).
 Las drogas que inhiben los proteasomas, -útiles en el mieloma-dañan este mecanismo y conducen la célula a la apoptosis Las células plasmáticas diferenciadas, continúan la secreción de su receptor en forma constitutiva por un período prolongado de tiempo y su longevidad  se asegura por la expresión de genes antiapoptóticos tales como bcl-2 y mcl-1.

 3.3.1.2 Diferenciación a células B de memoria

Para la diferenciación  hacia  células B de memoria ocurre le represión de los factores que promueven la diferenciación plasmocítica mientras se expresan  PAX-5 y el factor de transcripción  asociado a la microftalmia ( MITF-1).  Estas células B  de memoria  juegan un papel crítico al momento de enfrentar patógenos frecuentes con el rápido armado de una respuesta inmune secundaria en poco tiempo, estimulando la producción rápida de anticuerpos específicos por la hipermutación somática pre-existente , aunque sólo aproximadamente la mitad de ellas hayan realizado el cambio de isotipo Ig M > IgD.  Para la sobrevida de las células de memoria no se necesita de la presencia del antígeno, pero si es crucial la presencia del BCR tanto en ellas como en las células B vírgenes
 Si bien algunas células de memoria  se encuentran recirculando, el depósito mayor de células B de memoria se encuentra en la zona marginal esplénica y en las localizaciones intra o subepiteliales. Además de expresar CD 27, las células B de memoria, expresan  CD 19+, CD220+, CD21+, CD24+, CD25+  y CD38+(Fig. 13).

 No existiría una única población de células B de memoria, pues se puede hallar un fenotipo similar en células B CD27 negativas(36). Además de la formación de células B de memoria en el centro germinal, en presencia del antígeno y la co-estimulación por células T, también podrían formarse células B de memoria en la población de células capaces de armar una respuesta inmune timo- independiente (TI), particularmente de la zona marginal , aunque estas células serían de vida media más cortas que las células B de memoria clásicas, pero  aún  eficaces en la defensa frente a gérmenes capsulados(37).

3.3.2 Células B de la Zona Marginal

 Las células B de la zona marginal, expresan en superficie un nivel alto de CD21+ ( receptor para la fracción C3 del complemento), lo que les serviría para reconocer con facilidad complejos inmunes. Son capaces de reconocer antígenos T independientes y originar células plasmáticas de sobrevida corta, aún si la unión del BCR en respuesta a antígenos de microorganismos circulantes en la sangre, y la estimulación producida,  reduce la expresión de integrinas permitiendo la migración de la célula, hacia la pulpa roja en el bazo . En los ganglios linfáticos humanos presentan un fenotipo de células IgM+ de memoria y se hallan en la zona marginal periférica al centro folicular.  Para la retención de las células B en la zona marginal participan las uniones de moléculas de adhesión  ICAM-1 y VCAM-1 expresadas en las células estromales, con las integrinas LFA-1  y a4b1 expresadas en las células linfoides . Particularmente, en la zona marginal, desarrolla un papel relevante el equilibrio  entre esfingosin-1-fosfato ( SIP-1)  y la quemoquina CXCL13.  Dada la abundante expresión de moléculas clase II del CMH, de B1 y de  B7, estas células de la zona marginal, se encuentran bien equipadas para actuar también como células presentadoras de antígenos T-dependientes   e interactuar con  las células  T para el armado de una respuesta inmune adptativa


3.3.3 Células B B-1

Existiría una población diferente de células B, llamadas células B 1, de origen hepático fetal, a la que se le atribuye la separación desde un estadio anterior del precursor linfoide común de la vida adulta. Estas células tiene varias características que permiten distinguirlas:  secretan anticuerpos IgM contra antígenos  carbohidrtaos naturales múltiples, presentan escasa IgD  de superficie,  son CD11b+ y CD5+, y se encuentran preferencialmente en la zona marginal del bazo   y serosas


3.4 Diferenciación de  células T

 Queda actualmente claro que es necesaria la repoblación continua del timo con precursores provenientes de la médula ósea para generar timocitos maduros  y que las quemoquinas  SDF-1a, CCL 19, CCL 21, y CCL 25 parecen jugar un papel dominante para dirigir el alojamiento linfocitario. La célula de origen pareciera ser una célula en un estadio anterior al CPL pues,  los llamados precursores timocíticos tempranos, retienen aún cierto potencial de diferenciación macrofágica. No obstante, han perdido la capacidad de diferenciación B. Para el inicio de la diferenciación T, se hace necesaria la acción del factor de transcripción E2A y la vía de señalización Notch que es, de alguna manera regulada por el mismo factor E2A(38).    Cuando las células ingresan en el camino d diferenciación T guiadas por la acción de la vía Notch, se expresan otros genes necesarios para la progresión en la diferenciación, tales como: TCF1, LEF1  y Gata-3. En los estadios iniciales de la diferenciación T las células retienen cierto potencial de diferenciación NK, y se hace necesaria la represión del factor PU.1 para continuar la diferenciación  hacia formas completamente comprometidas con la línea T(39).  La primera fase de estas células comprometidas es llamada pro-linfocito T. En la línea germinal de estas células se encuentran los genes necesarios para la codificación de receptor de células T (TLR), pero estas células no lo expresan en superficie, como tampoco expresan CD3. Su ubicación es en la corteza del timo, y como no expresan ni CD4 ni CD8 se les llama doble negativos. Para el reordenamiento de los genes del TCR se hace necesaria la expresión anterior de los genes Rag -1 y Rag-2. El paso inicial del reordenamiento es a nivel de la cadena b del TLR y para el mismo se une un segmento D (cualquiera de los dos D)  a un segmento J (cualquiera de los dos J). Cuando se produce el reordenamiento inicial, las células pasan a considerarse como pre-linfocitos T. Los segmentos VDJ se unen a un segmento C para transcribir un ARN maduro que ordena la síntesis de la proteína Cb completa. Ante un reordenamiento productivo de cadena b, esta se expresa en la superficie de la célula unida a una proteína invariable llamada pre-Ta , al CD3 y a la cadena z. Esta es la configuración del receptor del linfocito pre-T. Este receptor del linfocito pre-T es necesario para regular la proliferación y sobrevida de las células T en diferenciación, dirigiendo la recombinación en los genes para las cadenas a y el pasaje al estadio de linfocitos doble positivos, inhibiendo la accesibilidad a los genes de cadenas b del otro alelo ( exclusión alélica). Completado este paso,  los linfocitos expresan en superficie tanto CD4+ como CD8+  pasando a denominarse doble positivos . La doble positividad induce la expresión de la quemoquina CCR7 que determina el camino de estas células desde la corteza a la médula tímica. En este pasaje, la re-expresión de los genes Rag-1 y Rag-2 contribuye al reordenamiento de las cadenas a por la unión de los segmento V y J. Dado que hay un alto número de segmentos Ja en los genes de las cadenas a, la posibilidad  de producción de un receptor ab funcional es elevada, en caso contrario, si la célula no logró un reordenamiento adecuado, muere por apoptosis. La progresión exitosa en la diferenciación, conduce finalmente a la expresión de un TLR completo(Fig.14),

Que además de las cadenas a y b, se asocia a la molécula CD3 y a la cadena z. La conformación de este complejo inhibe la expresión de los genes d y g, por lo que estas células excluyen la posibilidad de un TLRgd. Estos linfocitos con  un TLR ab completo ya se hacen reactivos a los antígenos y la restricción determinada por el CMH a través de los timoproteasomas concluye  en una célula CD4+ o CD8+ (timocitos positivos simples)(40).
 Para comprender la fase final de la maduración linfoide T se hace necesario tener en cuenta que las células T son funcionalmente útiles cuando el antígeno le es presentado en el contexto de moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad (CMH). Cabe recordar que se diferencian en estas moléculas las de Clase I, pertinentes a la respuesta efectora y las de Clase II, que participan en la presentación antigénica de la rama aferente de la respuesta inmune. La diferenciación de las células doble positivas transcurre por el carril de la selección positiva primero y la selección negativa después.
 En este proceso de selección clonal es central la intensidad de la afinidad en la unión del ligando- antígeno- al TLR. La avidez de la unión es un factor decisivo para el futuro de la célula, tanto como para decidir entre la vida y la muerte de la misma
 Para la selección positiva, se hace necesario que la célula T que expresa el  TLRab reconozca algún antígeno propio  en la corteza del propio timo en una situación de baja afinidad por el mismo. En este caso, si la unión se hace en el contexto de moléculas clase I del CMH, la diferenciación linfocítica se hace hacia el linfocito CD8+. Si en cambio, el reconocimiento antígénico se realiza en el contexto de moléculas de clase II , la diferenciación lleva al linfocito CD4+. Ahora bien, si no se encuentra ningún antígeno con la célula doble positiva capaz de unirse con algún grado de afinidad, se activa el mecanismo endógenos de la apoptosis que termina con la vida de la célula.
 En la selección negativa, la determinante principal está dada por la unión con alta afinidad del antígenos a al TLR, siempre en el contexto del CMH. Cuando esto ocurre, como es con antígenos propios expresado en células dendríticas del timo, la activación intensa precoz del TLR conduce a la célula a la muerte por apoptosis. Este fenómeno puede ocurrir tanto en la cortical del timo con células doble positivas , como en la medular con células simples. Las células medulares tímicas expresan  una proteína  denominada AIRE(41), por regulador de la autoinmunidad, que participa en el proceso de selección induciendo la expresión de algunos genes específicos de tejido. Este proceso de selección negativa es la vía de deleción de los clones autoreactivos  y constituye la base de la llamada tolerancia central.  La falla de este proceso, así como mutaciones de la proteína AIRE pueden conducir al desarrollo de enfermedades autoinmunes.

3.4.1Linfocitos T CD 4

 Esta subpoblación de linfocitos definida por la expresión en superficie de la molécula CD4+  y capaz de reconocer antígenos en el contexto de moléculas clase II del CMH se conoció inicialmente como una única  subpoblación  capaz de colaborar ( helper) con las células B  y macrófagos en el armado de una respuesta inmune eficiente(42).  A partir de 1986, gracias a los cultivos prolongados de Mossman y cols, se vio que existía una primera subdivisión en dos poblaciones más, caracterizadas por el patrón de citoquinas capaces de sintetizar. En una predominaba la síntesis de Interferon-g e IL-2 y en la otra, la síntesis de IL-4. Estudios subsiguientes en ratones concluyeron en distinguir estas subpoblaciones de linfocitos T CD4+, llamadas Th1 y Th2 y se observó que la primera predominaba en las respuesta inmune adpatativa celular, y la segunda en la respuesta inmune mediada por anticuerpos, particularmente frente a helmintos y microorganismos extracelulares en condiciones normales. También se reconoce la participación patogénica de  estas dos subpoblaciones en procesos de activación patológica, la población Th1 participa en la patogenia de enfermedades autoinmunes, mientras que la población Th2 predomina en los procesos atópicos. Para la diferenciación de células T hacia la vía Th1 se hace necesaria la expresión del factor de transcripción Tbet, mientras que la vía STAT-1 constituye la principal vía de señalización para la síntesis de IFNg , siendo este interferon el inductor de la expresión del factor de transcripción  conformando un anillo de retroalimentación positiva .  Para la diferenciación de las células T hacia la vía Th2  es necesaria la expresión del gen GATA-3 estimulada por la activación de la vía de señalización STAT-6, la cual es utilizada normalmente por la IL-4.  Para aumentar aún más la complejidad de la diferenciación linfoide T CD4+ , se ha reconocido más recientemente, que algunas de las funciones atribuidas a la población Th1 en realidad pertenecen a otra subpoblación T CD4+, llamada Th17 que no expresa los patrones de citoquinas de Th1 ni Th2, mientras que expresan  IL-21(43). Para alcanzar esta diferenciación se requiere de la activación del factor transcripcional RORgt  y de la vía de señalización STAT-3  Otra subpoblación de células CD4+, CD25+, IL-2R+,  cumple una función reguladora a través de la síntesis de moléculas encargadas de apagar los procesos inflamatorios  y la   respuesta inmune como TGFb e IL-10. Esta subpoblación es reconocida actualmente como células Treg (44). Estas células son capaces de sintetizar también IL-27 e IL-12p35 contribuyentes también a la actividad supresora  y necesitan de la expresión de Foxp3 para su diferenciación(45).

3.4.2Linfocitos gd:

 Esta subpoblación de linfocitos T constituye un linaje específico originado en el precursor común CPL. Se diferencian por las cadenas del TLR y parecieran constituir un resabio en la vida adulta de la linfogénesis fetal. En este período predominan las recombinaciones de los genes g y d, con un grado mayor de libertad que los genes de las cadenas ab. La integración por el conjunto gd es excluyente de la recombinación con cadenas ab y viceversa, de modo que las células pueden expresar sólo un  tipo de receptor. Es probable, que los escasos linfocitos que reordenan con cadenas gd en su TLR presenten una afinidad por unos pocos gérmenes a través de la expresión de receptores Toll, que se localizan preferentemente  en las barreras epiteliales(46).

Los linfocitos maduros, que han aprobado satisfactoriamente los procesos de selección positiva y negativa, y que expresan alternativamente CD4+ o CD8+ se hallan listos para salir a participar en el juego de la respuesta inmune adaptativa. Emigran del timo y se localizan en regiones específicas de los órganos linfoides periféricos secundarios y en áreas subepiteliales. En el bazo, lo hacen en la vaina periarteriolar , mientras que en los ganglios linfáticos, se localizan en la región paracortical. Además de la localización en sitios estratégicos para conformar la defensa, una parte significativa de la población T madura se halla en recirculación continua, proveyendo así, en beneficio del huésped, a la posibilidad de armar con un repertorio limitado de receptores,  una respuesta inmune  adaptativa frente a un  gran número de antígenos posibles.